Es un mes de descanso en la colmena. Las abejas para protegerse del frío forman un gran racimo dentro de la colmena; la reina se coloca en medio de todas sus hijas. Cuanto más frío hace, más se aprieta el racimo y más miel consumen, es su forma de mantener el calor. Las abejas que están en la periferia del racimo, al quedarse frías, se introducen más adentro para calentarse, y las del centro las reemplazan. En las noches heladoras del mes de enero, el racimo de abejas tiene mucho movimiento, las abejas se quedan frías muy rápido, entonces el remplazo de abejas calientes por frías tiene que ser muy rápido, de lo contrario muchas abejas del exterior del racimo morirían de frío.

Las abejas, después de permanecer todo el invierno sin salir de la colmena comienzan los vuelos de purificación, que se incrementan día tras día al estar el tiempo más soleado y cálido. Las obreras limpiadoras continúan con el aseo de la colmena, ahora un poco más a fondo.
En los meses en que la primavera “explota”, por tanto, la entrada de néctar y polen en la colmena es muy abundante. Los días y sobre todo, las noches, son más calurosas, las condiciones son óptimas para que la colonia llegue al máximo de su desarrollo. Los primeros zánganos empiezan a nacer y andan remolones por todos los panales. La reina ya está en plena forma y llega a poner más de 2000 huevos al día, pronto se quedará sin panales para aovar, la enjambrazón se está preparando. La colmena está al borde del aforo permitido.
La vida en la colmena depende irremediablemente de las lluvias que hayan caído en agosto, si han sido escasas, la colmena bajará la actividad, preparándose para la invernada. Si las lluvias han sido pródigas, las abejas todavía trabajaran incansablemente, la reina seguirá criando nueva prole, la colonia dispondrá de abejas muy jóvenes y de muchas reservas para pasar el invierno; el futuro de la colonia está asegurado.
La colonia se encuentra en reposo total, para las abejas es sin lugar a dudas el período de más calma de todo el año. El racimo formado por miles de abejas, se contrae o se expande dependiendo de la temperatura exterior, cuando llegan días soleados en pleno invierno, las abejas aprovechan para comer la miel que está más lejos del racimo.



